Tanto Jedi Knight II: Jedi Outcast como Jedi Knight: Jedi Academy eran juegos que, aunque básicamente eran acción pura, también tenían un fuerte componente de rol, por lo que casi todos los clanes existentes se veían forzados a mantener relaciones diplomáticas para relacionarse con el resto.
En OLTS la diplomacia nos la tomábamos a risa. Si contamos las veces que nos declaró la guerra otro clan porque uno de nuestros miembros dio una patada a otro en un servidor público se nos haría eterno. OLTS jugaba y dejaba jugar, si te atacaban te defendías sin venir a quejarte de que te habían “lameado” y si por el
contrario éramos nosotros los que empezábamos la pelea y perdíamos, pues mala suerte. Era nuestro modo de entender el juego.
Nos ganamos fama de “malotes” por ignorar la diplomacia entre clanes, por ser agresivos y principalmente
porque pasábamos de cualquier cosa que pensasen de nosotros. Todo esto hacía que disfrutáramos del juego más aun, si cabe.

Dentro del juego, todo. Fuera del juego, nada. Esta fue una ley que desde las altas esferas de OLTS siempre se trató de imponer y seguir a rajatabla. Podíamos tener miembros muy agresivos y con mala leche jugando, lo cual nos parecía lo más normal del mundo y más en un clan simpatizante con el Lado Oscuro, pero lo que no tolerábamos era ya cuando esa agresividad se volvía personal y se externalizaba más allá del juego. Tuvimos varios casos en los que se determinó que lo mejor era expulsar a estos miembros. No hubo ni uno solo de ellos que no nos la jurase tras ser expulsado, algo que además, creó más unión si cabe entre todos los miembros del clan.

Nos tumbaron la web y los foros en varias ocasiones, estuvimos en el punto de mira de muchos, nos
insultaron y hackearon, aunque creemos que en cierto modo también fuimos admirados y respetados. Y lo
más importante de todo fue que cada vez que caímos nos volvimos a levantar.

OLTS POWA